Psicología Analítica de Jung. El Proceso de Individuación.

   Para hacerse una idea tan real como fuese posible de la psique es necesario volver a situarse en el contexto de su desarrollo, desde el estado de indiferenciación inicial hasta la realización completa del ser. Esta forma de desarrollo propia de la especie humana fue denominada por Jung, Proceso de Individuación. se trata del proceso típicamente humano de formación y de particularización del individuo psicológico en tanto que ser total -indivisible- distinto de la psicología colectiva.



    No se trata aquí de una acentuación individualista del carácter, sino de la realización de la unicidad del individuo mediante la ampliación de la conciencia. Es un arquetipo, es decir, que consiste en una maduración espontánea, principio virtualmente inscrito en todo ser humano.

  • La idea de individuación aparece nombrada por ver primera en 1916, en Siete prédicas a los muertos, como función dirigente; mostrando que el inconsciente, cuando ello resulta necesario, es capaz de suplir las carencias de lo consciente. Más tarde, la expresión "función trascendente" alude a la facultad de metamorfosis, es decir, de evolución a partir de la integración de los elementos en conflicto. La exprsión "proceso de individuación" engloba ambas concepciones: el individuo tiende hacia una unidad autónoma e indivisible, objetivo del proceso de individuación, que Jung denomina el sí-mismo. La integración progresiva del inconsciente es lo que otorga a la vez la apertura a otro disinto de sí, el reajuste y la adecuada relación con el mundo. Por último, partiendo de la simbología alquímica, Jung concibe la senda de la individuación como la unión de los opuestos (Mysterium Conjuctionis).
  • Proceso íntimo de diferenciación; el proceso de individuación coincide con el desarrollo de la conciencia. En los primeros momentos de su vida, el niño de pecho no diferencia entre su propio ser y el de su madre. Jung denomina identidad arcaica o participación mística a este estado de fusión. Más tarde, la confrontación de las tensiones pulsionales con la realidad exterior, además de con lo consciente -desde que el yo está constituido-, establecerá una distinción entre el sí y el otro. El sujeto se ve capacitado para efectuar la diferencia entre lo real objetivo (objeto exterior) y la imagen que se había hecho de éte como respuesta a sus deseos y sus necesidades (la parte subjetiva proyectada al exterior). Así pues, esta diferenciación se realiza por relación con el mundo exterior (retraiiento de las proyecciones) a la vez que por la relación con el mundo interior (toma de conciencia de los elementos que eran proyectados como formando parte del sí-mismo).
  • Considerada como proceso, la individuación es una dinámica que se transforma cada vez que el yo realiza la experiencia del inconsciente: discriminación yo-persona, encuentro con elementos de la sombra, diferenciación entre anima o animus y proyecciones efectuadas sobre el prójimo... Esta experiencia -condición para la evolución del psiquismo- genera un conflicto intrapsíquico por el cual el yo se transforma; conflicto específico del sujeto en un momento que le es propio. La concienciación es la sunción del yo de un elemento inhibido o desconocido. Su introducción en el campo de la conciencia provoca una fragmentación temporal en la que el yo tendrá que reorganizarse tomando en cuenta este nuevo elemento. Ahora bien, si un elemento ha permanecido fuera de lo consciente, ello se deberá a que la mayor parte del tiempo se oponiía a otro elemento ya integrado en el yo. 

    La reintegración del elemento inhibido genera un conflicto intrapsíquico que  encontrará naturalmente su desenlace en la conjunción de los opuestos a través de una resolución inesperada, en la cual los factoes incompatibles armonian entre sí manteniendo sus particularidades. Esta solución, señal de la originalidad creadora del psiquismo en su totalidad, es conocida como tercer término. Se presenta bajo la forma de una imagen, un pensamiento repentino, un acontecimiento, un encuentro..., siempre acompañada de una intensidad emocional particular. Se reconoce aquí la tarea de la función trascendente: ella es la que otorga su valor simbólico de transformación a la manifestación.

     Pero esta transformación no podrá efectuarse sino a partir de un trabajo de elaboración alrededor del símbolo, para entrar en contacto con todos los posibles de los que éste es portador. Para ello, Jung propone la imaginación activa. Esta imaginación libre, espontánea y creadora consiste en dejar que una emoción adquiera forma con el fin de que el yo consciente pueda relacionarse con ella a través de todo tipo de medios espontáneos de expresión: relato, escritura, dibujo, pintura, modelado, danza, juego... Su principal característica consiste en movilizar el ser en su totalidad. Esta experiencia corporal ineludible es lo que lo constituye y le otorga su posición como sujeto.

   En esta ligazón emocional con el mundo interior es donde se anudan las bases de la relación con el entorno.

   Para permitir la superación de los antagonismos, la imaginación activa ha de salir necesariamente de los límites de la intelectualidad. Se trata aquí no de una actitud puramente pasiva de receptividad de imágenes, sino de un real poder de creación.

   Se procura dejar actuar a la naturaleza, interviniendo después el espíritu para la comprensión del simbolismo de las imágnes, además de para su integración en el yo consciente mediante la expresión de las palabras. La disminución de las proyecciones y la toma de conciencia implican el reconocimiento cada vez más claro de los límites de la personalidad.

   La noción de sacrificio conduce a la aceptación de la separación, del duelo, de la castración, que adquieren todo su sentido en el proceso de transformación hacia la extensión de la personalidad.

   Reconocer y desechar una proyección tiene como efecto inmediato un sentido de vacío, el desencanto y la pérdida de lo maravilloso.

   En un segundo momento, la energía torna al yo y otroga un sentimiento de anclaje y de integridad.

    Dicho esto, en próximos artículos hablaré con detalle de algunos acompañantes del yo, como la sombra, el anima y el animus.

Comentarios

  1. Llegué por "casualidad" y me respondes muchas preguntas muy trascendentes para mí. Gracias.

    A propósito, es entonces el objetivo del proceso de individuación alcanzar la "totalidad del ser"? Es plausible este estado? cómo se logra?

    De nuevo, gracias.

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    1. Exactamente. Muchas tradiciones espirituales explican como alcanzar ese estado de totalidad. Enseñan a colaborar conscientemente con nuestro desarrollo personal. Personalmente me decidí por el budismo.

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  2. Gracias!muy completo y claro,recomiendo tambièn la exposiciòn de A.Schopenhawer.

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