Astrología Kármica y Transformación

   En astropsicología kármica cuando se habla de la persona, se habla de su transformación o proceso alquímico. Esto consiste en experimentar transformaciones y cambios de un modo sano y relativamente armónico, para ello la persona debe tener una recta actitud con respecto y en relación a las energías y los poderes diversos que representan los planetas. Deberemos de colaborar con nuestro proceso de desarrollo personal y crecimiento, estando abierto a las interminables transformaciones que la vida nos exigirá. Y esta apertura tendrá un significado directo con nuestra salud.




   Las transformaciones que atravesaremos en la vida en relación con los planetas son la siguientes:
  • SOL: Transformación de la identidad y modalidad de expresión de nuestra energía creadora.
  • LUNA: Transformación de nuestros sentimientos acerca de nosotros mismos y de cuán cómodos estamos con nosotros mismos.
  • MERCURIO: Transformación de nuestra modalidad de pensamiento y percepción, y del modo en el que expresamos nuestra inteligencia.
  • VENUS: Transformación de nuestros valores emocionales y modalidad de expresar y entender nuestras necesidad de intimidad.
  • MARTE: Transformación de la capacidad para afirmar nuestra voluntad y saber qué queremos realmente.
  • JÚPITER: Transformación de nuestras creencias, aspiraciones y planes a largo plazo para el futuro: todo lo cual promete algún genero de mejora.
  • SATURNO: Transformación de nuestras ambiciones, prioridades y estructura laboral.
  • URANO: Transformación de nuestro sentido de libertad, de nuestra finalidad individual y de nuestra singularidad personal.
  • NEPTUNO: Transformación de nuestros ideales espirituales y/o sociales.
  • PLUTÓN: Transformación del uso de nuestros poderes y recursos interiores, particularmente la mente y el poder de la voluntad.

 Nota: Esto especialmente se podría aplicar cuando se produce un contacto por Dirección, Atacir, Progresión o Tránsito entre un planeta transpersonal -Urano, Neptuno y Plutón- y cualquier planeta de la carta natal.


   La investigación psicosomática se ha limitado a investigar la relación mente-cuerpo en términos de causa y efecto. En contraste con el modelo causal usado en la medicina científica moderna, el antiguo modelo acausal de la medicina teúrgicas sostiene que la enfermedad es una consecuencia de la acción divina. Una base de la medicina teúrgica es que la deidad que inflige la herida es, a un mismo tiempo, la enfermedad y la cura. Por tanto, el objetivo no es combatir la enfermedad como en la medicina alopática, sino más bien establecer una conexión, o sea una relación correcta con el poder divino.

   Es decir, los planetas son los "dioses" que debemos adorar; o sea, es necesario prestar debida atención a estas fuerzas dentro y fuera de nosotros a fin de vivir en un estado de salud e integridad. Puesto que, como he dicho antes, "la deidad que inflige la herida es, a un mismo tiempo la enfermedad y la cura", podemos ver que todo problema de la vida indicado en la carta natal es para nosotros una sugerencia de que se necesita mejor relación con el poder o el principio universal. En otras palabras, es en este ámbito de la vida donde es necesaria una transformación de alguna índole. Es inútil pretender que tal problema es sencillamente una molestia que puede fácilmente reprimirse o ignorarse, no se puede pensar o se le debe decir a un cliente: "Bueno, no se preocupe demasiado por eso. Tan pronto este planeta entre en el signo siguiente, todo estará muy bien otra vez". Los que dan esta clase de consejo no entienden que gran parte de un problema no podría existir en la actualidad si el individuo hubiera logrado la perspectiva y la integración apropiada mediante aprendizaje y asimilación pasados de la experiencia pasada. Cualquiera que sea el conflicto o la necesidad de tomar decisiones que se agite en la actualidad subirá a la superficie nuevamente en el futuro, aunque tal vez de forma levemente diferente, si ahora no se los trata eficazmente.

Dioses Griegos

   En muchas antiguas culturas, a los planetas se los consideraba deidades celestiales reales o, por lo menos, encarnaciones de fuerzas o medios espirituales. En ciertas ramas del hinduismo, a los planetas se los consideraba como los "Señores" que el Señor Supremo designaba para que gobernaran las diversas regiones de la creación y distribuyeran nuestro karma. En un sentido muy real, si a una "deidad" la podemos considerar como una encarnación de una fuerza divina o una ley universal, es fácil dar el paso siguiente de contemplar a los plaentas desde mismo punto de vista ventajoso que lo veían los antiguos, o sea, como símbolos o reflejos de varias leyes, principios y fuerzas universales que realmente -juzgándolos por su poder en nuestras vidas- podrían llamarse divinos. Cuando se estudian escritos orientales, por ejemplo de astrogía vedanta, uno aprende por ejemplo, que los simples principios de un plano gobiernan las complejidades de la existencia en los planos que están debajo de él. Lo que, en un plano superior, es uno, se convierte en muchos en los planos inferiores. De allí que, al estudiar astrología, ya sea que lo advirtamos o no, en realidad estamos estudiando los principios superiores que "gobiernan" toda la vida en los planos de abajo. Es de esperar que, entendiendo los principios superiores que funcionan en nuestras vidas, podamos acomodarnos más fácilmente a la finalidad cósmica que está detrás de nuestra experiencia inmediata.

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