Creencias religiosas wiccanas.

    La Wicca se diferencia de las religiones judeocristianas en que defiende muy pocos absolutos; posee poco dogma o doctrina; postula unas líneas generales que la mayoría de los wiccanos compartimos.

    El Principio Wiccano, la Ley de Tres y la Regla de Oro son las tres normas fundamentales que guían nuestra vida. Pueden parecer demasiado simples, pero cuanto más sencillo es el principio, más éxito tendrá.

El Principio Wiccano

     "Haz tu voluntad, mientras no perjudiques a nadie"

   Esta es la regla de conducta fundamental del iniciado. Nos da la venia para hacer cualquier cosa que queramos, siempre y cuando no salga nadie perjudicado.

    Esto implica que una persona debería estar siempre atenta a las muchas consecuencias que puede tener su conducta, a cómo reacionarán los demás. Si alguien puede resultar perjudicado, se evalúan los diferentes niveles de perjuicio y se escoge la acción que causará menos daño.

   Este principio no da nada por sentado y conduce a vivir ecológicamente y a tratar con sumo cuidado el planeta.


La Ley de Tres

     "Todo lo que hacemos, bueno o malo vuelve multiplicado por tres"

    Si uno da amor, recibirá tres veces el amor que ha dado, pero si damos negatividad, eso es lo que recibiremos. Éste es el principio que evita que los wiccanos usen maldiciones sobre los demás. Debido a que los paganos practican la magia, existe la posibilidad de que la utilicen para su propio interés y de manera negativa. A los wiccanos se les enseña qué es la Magia Negra, pero si siguen la Ley de Tres, la evitarán.


La Regla de Oro

    "Trata a los demás como quieras que te traten a ti"

    Esta regla es un corolario de la Ley de Tres y una buena guía para manejarnos en la vida. Aunque la gente puede querer ser tratada de muchas maneras diferentes, la Regla de Oro nos hace responsables de nuestras acciones y sus consecuencias.

    Los wiccanos no nos confesamos ni podemos obtener un absolución de nuestros pecados; se espera de nosotros que nos enfrentemos a nuestros actos y que nos hagamos cargo de nuestros errores. Si fallamos y fallaremos porque somos humanos, examinamos lo que hacemos mal y el motivo que nos impulsó a hacerlo. De esta manera, uno se hace más consciente y puede evitar tales problemas en el futuro. Si es posible, siempre se enmienda la situación en el momento presente.


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