Visión budista de Marte en la duodécima casa.

    Marte en la duodécima casa genera en forma espontánea un poderoso sentido de determinación que emerge de manera inconsciente. El lado negativo es el cerrazón del criterio al tratar de cumplir sus deseos. El ímpetu instintivo de Marte en la duodécima casa impulsa a la persona a actuar con constancia.

   Una actitud desequilibrada fomenta el deseo de estar siempre ocupada, lo que provoca agitación porque Marte estimula el deseo inconsciente de actuar sin previsión. La ausencia de reflexión muestra una tendencia a no descansar.

    Una actitud espiritual equilibrada dotará a la persona de capacidad para recibir su fortaleza interna. El individuo descubre que no tiene que estar ocupado todo el tiempo. Actividades como la meditación contrarrestan la presión de Marte. Es necesario estar pendiente del entusiasmo que Marte genera en esta ubicación, pues puede dirigir a la persona hacia distintos rumbos. El lado favorable de esta colocación es el poder y la determinación para sostener proyectos a largo plazo.



   

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