Luna Llena Armónica en Tauro del 17 de Noviembre del 2013.

    Mañana 17 de Noviembre se producirá una Luna Llena en Tauro que nos proporciona una sensibilidad hacia las cosas sencillas y naturales de la vida, nos otorga una predisposición sensual y nos hace ser sólidos, estables y productivos. Al mismo tiempo, que el Sol en Escorpio nos enseña a eliminar las cosas de nuestra vida que no son útiles, la Luna en Tauro nos enseña a conservar aquellas que merecen la pena. Creo que esta Lunación nos ofrece una buena oportunidad para meditar y reflexionar sobre el Eje Tauro-Escorpio. Este texto de Alejandro Lodi  es muy esclarecedor:  
  Partiendo de lo ya conocido, sabemos que el eje Tauro-Escorpio representa materia y vida desde Tauro, y muerte y transformación desde Escorpio. ¿Qué vínculo tiene con este eje la conciencia humana actual? ¿Lo consideramos natural? ¿Vemos la muerte como una necesaria transformación de la materia? En nosotros este eje tiende a manifestarse en términos morales, de “bueno-malo”. La muerte aparece como algo “evitable” y la vida, en consecuencia, como algo a lo cual “hay que aferrarse”. Así, Tauro -que es sustancia viva que va creciendo (Tauro es crecimiento)- se convierte en posesión y cristalización, y Escorpio –que es regeneración y transmutación de la sustancia- en final, pérdida; esto es, en ambos casos connotaciones negativas.

En realidad, y siempre es bueno recordarlo, Escorpio es destrucción. Destrucción de la forma para que pueda liberarse la energía que está contenida en ella y así una nueva manifestación de la vida pueda desarrollarse en otro plano. Para que pueda haber renovación es imprescindible esa destrucción. Sin ella el mundo sería una única gran célula almacenadora que crecería cada vez más, no habría evolución.

Para que pueda haber Tauro tiene que haber Escorpio, para que pueda haber vida y materia tiene que haber transformación constante de materia, tiene que haber recurrentes muertes de ciertas condensaciones de vitalidad para que se desarrollen otras. Esto tiene que ver con el tema de la energía contenida en la forma.

Recurrentemente la energía, para poder desplegarse en otro nivel de evolución, tiene que romper esa forma específica y desarrollar otra que luego, eventualmente, será rota, y así sucesivamente. Esto parece natural pero, no obstante, resulta de difícil aceptación para la psicología humana.

Aquí parece crucial diferenciar lo esotérico y lo exotérico, lo cual guarda relación con la distancia entre lo energético y lo psicológico. Cuando salimos de la escala psicológica (exotérica) y entramos en la energética (esotérica), toda esta definición acerca de la vida y la muerte parece una obviedad. Sin embargo, si lo vemos en lo particular, en lo determinado desde una visión fragmentaria (esto es, sin conciencia de estar formando parte de un sistema), entonces aparece resistencia. Lo que desde la totalidad resulta obvio, desde el fragmento se vive como arbitrario.

Resignificación de la polaridad “placer-dolor”

Ahora, desde un plano que hace a lo humano aunque no necesariamente a lo psicológico, es ineludible considerar que Tauro-Escorpio es también la polaridad placer-dolor. La ruptura de la forma produce dolor, y resulta así porque tenemos un necesario apego (material, afectivo, emocional) a las formas. Atendamos a este inevitable nivel de dolor al que, en tanto condición humana, Escorpio remite. Es posible comprender que por la ley de la naturaleza uno pierda a sus seres queridos, pero esta comprensión no está reñida con el dolor por la despedida del contacto con esa forma. Es decir, es propio de una manifestación consciente de este eje animarse a comprender (incluir) aún el dolor, animarse a vivirlo, sin que se transforme en la modalidad psicológica que lo convierte en sufrimiento, en un apego al dolor.

Lo que “me duele” es la inevitabilidad de esa despedida, el apego afectivo con esa forma (persona, pareja, profesión, actividad, animal doméstico, o lo que fuere). Al mismo tiempo, es posible considerar esto como una ley natural que tampoco me permite quedarme pegado al dolor. La cuestión de diferenciar distintos niveles de apego parece indispensable.

Acaso lo que reconocemos como un necesario nivel de apego en Tauro sea en realidad contacto. Y esto nos advierte acerca de un peligro: de que ser consciente de esta tendencia al apego nos lleve a entenderla como una falla y por eso resignar el contacto. Lo costoso aquí es animarse a estar en contacto con algo que sé que en algún momento va a morir. Porque si sabiendo que va a morir entonces no tomo contacto, también estaría polarizando el eje Tauro-Escorpio.

Tauro-Escorpio representa para la conciencia el desafío de ser capaz de dar todo el afecto, de estar en contacto con “eso”, sea lo que fuere, aún sabiendo que “eso” va a terminar algún día, que “eso” algún día va a morir -o yo moriré a “eso”- y esto traerá un momento de dolor que tendré que atravesar u otros tendrán que atravesar. El riesgo es irnos a una comprensión demasiado mental y olvidarnos del contacto con el Agua (con la emoción) y con la Tierra (con el cuerpo).

No hace falta padecer una tragedia para percibir este dolor. Puede tratarse, por ejemplo, de un animal doméstico que enferme repentinamente y muera. Ese ser puede ser objeto de nuestro afecto, y puede serlo de un modo mucho más hondo del que imaginamos. Acompañar su proceso final, su deterioro y su muerte puede enfrentarnos con nuestro apego y nuestro dolor. En una anécdota simple como ésta puede presentarse toda nuestra modalidad de respuesta a la pérdida inevitable: el dolor de perder a quien amamos, el temple necesario para acompañar una enfermedad irreversible, la ritual labor de su entierro.

Comprender estos procesos parece sólo factible a partir de observar cómo nos posicionamos frente a ellos. ¿Quedamos apegados al dolor, al luto? ¿Demandamos al cosmos cuestionando por qué tuvo que ser de ese modo? Quizás podamos adoptar otra posición. Por lo pronto, rescatemos la posibilidad de ver el propio posicionamiento frente a un hecho o circunstancia que requiere comprensión de final, de muerte.

Ir al encuentro de aquello de lo que escapo

El signo de los tiempos parece asociado a ser testigos de formas que están llegando a su fin porque ya no sirven para dar cuenta de la vitalidad que contienen. Podemos percibir que las formas más cristalizadas, los comportamientos más apegados, las ideas más rígidas, las conductas más retentivas, han estado crujiendo en los últimos tiempos. Y lo seguirán haciendo. Tauro también representa un momento de inercia y resistencia, y es propio de su naturaleza energética que así sea, que resista la muerte. Reconocer esta realidad energética es entender que nuestras zonas más aferradas van a empezar a hacer escuchar su voz. Nuestras zonas más cerradas en lo posesivo, nuestra resistencia al cambio (y esto ya está involucrando al eje Acuario-Leo), nuestra resistencia a dejar la forma en la que hemos hecho hábito. Tauro es hábito de permanencia. La característica conservadora de lo taurino tiene que ver con el hábito, y hasta que no aparece una muy contundente razón -y claramente visible en lo más material- para modificarse, ese hábito no se altera. De nada sirve que lo modifiquemos intelectualmente o desde la voluntad. El hábito es algo que está encarnado y supera la voluntad. Plantearse el ejercicio de la voluntad personal no tiene el más mínimo sentido. No se trata de voluntad personal, sino de algo que cae de hecho, por su propio peso, y no porque alguien haga algo para que sea.

Si el hábito cae, lo hará por su propio peso. Puedo ver en mí el hábito del apego emocional, pero emprender una cruzada voluntarista para “dejar de ser apegado emocional” resultará absurdo. No hay algo que pueda decidir o hacer, sino que se manifestarán situaciones por su propia naturaleza, de hecho, inexorablemente.

Un hábito también puede verse como una conducta adictiva. Una de las primeras normas de todo grupo de superación de adicciones consiste en no proponerse desde la voluntad tal superación, no poner un candado en la heladera para no comer, ni vaciar las botellas de alcohol para no tomar.

La superación del hábito y la adicción requiere algo mucho más contundente: tocar fondo. Esto es Tauro-Escorpio: llegar a la raíz, llegar al cuerpo común de las dos serpientes, ver que esas dos serpientes tienen un mismo cuerpo. Voy al encuentro de aquello de lo que escapo.

En todo hábito hay un proceso que debe agotarse, hay fantasías que ese hábito genera en mí y que deben saturarse. Quizás pueda tomar distancia de una pareja que sé que me trae conflictos y problemas, pero si algo en mí sigue aferrado emocionalmente a esa modalidad de vínculo, volveré a repetirlo hasta que llegue más y más hondo, y finalmente pueda sentir que comprendí que no necesito más eso para mí. Una y otra vez iré a la búsqueda de aquello que quiero eludir, hasta percibir lo destructivo que resulta para mí y sentir la necesidad de algo nuevo. Tiene que llegarse a la instancia de peso taurino, de gravedad taurina: la fantasía debe hacerse materia inexorable.

  Podemos así entender la lección que en general nos trae la Luna Llena que se producirá mañana y por supuesto si cada uno analiza en su carta natal el grado donde cae el eje de la Lunación, el grado 25º de Tauro- y mira en que casa se sitúa, nos proporcionará información acerca de las áreas de nuestra vida, donde debemos experimentar las lecciones y el conocimiento que nos aporta este eje hasta la Luna Llena de diciembre del 2013.

  En este artículo quiero centrarme en la Luna Llena desde una visión global, pues no me enfoco en ningún país en particular. Aunque luego en cada zona del planeta  se integrará esta lección de forma diferente y cada país también tendrá que aprender sus propias lecciones. Al respecto habría que ver donde cae el eje -por las casas- en la carta de un país. Para conocer en que áreas experimentará las energías y enseñanzas de este eje.

  Sin embargo, como ya he dicho anteriormente por ahora me voy a centrar en las tendencias generales, internacionales. También he querido analizar la Energía Global que predominará internacionalmente. Esto se puede conocer calculando la Flor Armónica sobre la carta con el zodiaco natural internacional, sin casas, examinando cual es el Armónico Dominante. Por supuesto, luego cada país integrará la Flor de forma distinta.

     
    El Armónico Dominante de esta Lunación es el 6. Que está relacionado con los pétalos verdes que sobresalen en la Flor Armónica. Por cierto, si no conocías esta técnica que emplea los armónicos...¡Bienvenido a la Astrología del siglo XXI!... El armónico 6 contiene la suma de conjunciones, trígonos y sextiles. Cuando predominan estos aspectos domina este armónico.  

     Este armónico señala que existe ánimo para hacer algo con las intenciones claras, representa los momentos de procedimientos activos, de pretensiones altas y esperanzas en el resultado de las acciones a realizar. Puede asociarse también con las ilusiones o el nivel de convicción mental y al capacidad para desarrollar lo simbólico. Este armónico señala épocas en las que la mente está activa, cuando se realizan proyectos, preparaciones, planteamientos nuevos o concepciones innovadoras. Son los momentos en os que la mente abstracta se combina con la mente concreta y surgen las ideas y los inventos. Generalmente marca los instantes de conexión entre los dos hemisferios cerebrales, en otras ocasiones se sustituye esta conexión con la relación o comunicación con terceras personas con quienes se contrastan ideas, proyectos o pensamientos. Señala los días de ilusiones, de movimiento, cuando se realizan viajes, proyectos o planteamientos nuevos. Tal vez queráis conocer más del Armónico 6, pulsando aquí.  



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