Perspectiva budista de la Casa Primera.

   Desde la visión budista las casas tienen una importancia considerable. Esto es así debido a que los planetas en las casas marcan la acción que la persona desarrollará en la Tierra, es un tipo de condicionamiento o karma que traemos que afecta a la manera en que operaremos con nuestras energías -planetas-. En cambio, la posición de los planetas en los signos marcan los condicionamientos -karma- de carácter que una persona trae de vidas anteriores.  No podemos obviar dichos condicionamientos, tenemos que aprovecharlos de la mejor manera posible. En nuestra existencia condicionada, en la Tierra desarrollaremos nuestra labor señalada por los planetas en las casas con el carácter que reflejan los planetas en los signos, ya que ese es el motivo por el cual nos encarnamos y la labor que venimos a desarrollar.  Esto es lo que experimentamos en la existencia condicionada del Samsara, la Rueda de la Vida, hasta que alcancemos la Iluminación y por tanto nos libremos del condicionamiento de la vida humana y de otros mundos que existen por encima y por debajo del nivel humano, con distintos grados de sufrimiento. Mientras no alcancemos la Iluminación debemos de procurar hacer buenas acciones y realizar nuestra labor de la mejor manera posible, para de este modo, crearnos buenas condiciones kármicas en una vida posterior, desde la que nos sea más fácil alcanzar la Budeidad o estado Iluminado, que dicho sea de paso es el mayor nivel evolutivo que puede alcanzar un ser humano.

Samsara, Rueda de la Vida.

  A veces podría parecer que el carácter que traemos dificulta nuestra labor. Por ejemplo, el caso de una persona que tenga a Mercurio en Piscis y que sin embargo lo tenga en la casa III. Tener a Mercurio en el acuático signo de Piscis no favorece mucho las habilidades intelectuales o racionales, sin embargo, la persona deberá desarrollar una labor vinculada con el intelecto o la comunicación. Tal vez sea una persona que enseñe, comunique o informe acerca de temas sociales, místicos o artísticos. Tal vez sea una persona que escribe cuentos o poesía. Así esta persona  compagina el condicionamiento de su temperamento  acuático pisciano con el de Mercurio en la casa III, aunque lo enturbie. Evidentemente si la persona hubiese tenido a Mercurio en Géminis o Virgo, por poner un ejemplo, su labor de Mercurio en casa III se hubiese visto bastante facilitada ya que le hubiese favorecido más el desarrollo de las facultades racionales objetivas.

  La  labores señaladas por los planetas en las casas, tenemos que realizarlas de la mejor manera posible, en el budismo la actitud es muy importante y también el entorno en el que se mueve la persona. Muchas veces aunque un planeta se encuentre en tensión con otros, si la persona tiene una actitud positiva y se desenvuelve en un entorno positivo, puede canalizar adecuadamente su energía. Uno actúa de forma positiva cuando actúa de forma consciente. Sin embargo, uno actúa negativamente y atrae la desgracia cuando  en vez de actuar conscientemente lo hace de manera torpe, reaccionando a la primera de cambio. En el budismo además debo decir que no se considera que existan personas intrínsecamente malas, se cree que dichas personas son inconscientes y torpes y que por tanto merecen nuestra compasión. En cuanto al entorno también influye y aquí entrariamos en lo que se llama "juicios generales" en la astrología tradicional occidental. La manifestación de la energía planetaria está condicionada por la cultura y por el nivel socioeconómico que tenga la persona. En el budismo se cree que los planetas influyen en las personas, efectivamente. No obstante, se cree que la influencia planetaria es muy sútil y que ni siquiera es la más importante. Es simplemente una influencia más entre las muchas que recibe la persona.

    Teniendo en cuenta esto y después de haber explicado el significado de los planetas desde la visión budista, voy a hablar de las casas desde esta misma visión. Unas veces coincidirá bastante con la tradición occidental y en otras encontraremos algunos matices. 

  La primera casa influye en la personalidad. La describe desde el punto de vista astrológico: comienza con la imagen de uno mismo y sigue con la presentación, hasta detenerse en las características de la apariencia física. Aquí los planetas y sus colocaciones estimulan al individuo cuando empieza a relacionarse con alguién. Otros planetas pueden predominar desde posiciones alternas en la carta natal una vez que el individuo se siente cómodo con una persona o situación.

   Los planetas en la primera casa elevan la presencia personal en los individuos espirituales. Esto puede manifestarse en algún tipo de práctica espiritual. El desarrollo del bodhicitta o deseo altruista de beneficiar a los seres sensibles hace énfasis en la presentación personal. Cada casa se ocupa de una forma diferente de hacer el bien a los demás. Aquí el enfoque principal es el carisma personal.

   Si no hay ningún planeta que caiga en la primera casa, entonces no se acentúan la presentación ni la personalidad. En este caso, el enfoque puede ser más fuerte en otras áreas de la carta. Aunque el ascendente y la primera casa son factores primarios, los planetas que ahí se colocan añaden una influencia más fuerte debido a su proximidad y mutua conectividad.

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